
Emitido en «Libres & Comunitarias #11», boletín mensual de la URCM, Unión de Radios Libres y Comunitarias de Madrid, que se emite en las 11 emisoras de la unión en toda la región de Madrid.
Se cumplen ahora 3 décadas de uno de los momentos más tristes e impactantes de la historia de Pinto: el asesinato de David Martín Martín, en la noche del 14 de octubre de 1995, en Arganda del Rey. Fue con unos amigos de fiesta a este pueblo y toparon con la gentuza equivocada. Unos buscabroncas de libro, una pandilla a la que llamaban “Los pastilleros”, que según el informe elaborado por la 111 Comandancia de la Guardia Civil, eran “cabezas rapadas de ideología neonazi”.
David estuvo dos días en coma, hasta que falleció. El pueblo estaba consternado, David, “El litri”, era muy conocido. Era muy joven. Jugaba al fútbol en el Atlético de Pinto y participaba en asociaciones culturales locales.
Eran los años 90. Años duros en las calles. A todas horas, horrorosas y amarillistas noticias en la tele y la prensa sobre neonazis, skinheads y palizas. No hacía tanto del asesinato racista de Lucrecia Pérez, inmigrante dominicana de raza negra, en 1992, en Aravaca. En 1993, en Castellón, asesinaron por su militancia al también jovencísimo Guillem Agulló. Apenas unos meses antes del asesinato de David, en mayo, mataron en el polígono de Costa Polvoranca, en Alcorcón, a Ricardo Rodríguez García “Richard”, por su estética punk. Esas cosas que parecían de película, que llenaban horas y horas de sesudos debates, de repente se llevaban a un vecino del municipio.
En todos estos casos, también el de David, la defensa intentó alegar que no había nada de política de por medio. En los medios, jóvenes de Arganda del Rey declararon “los pastilleros” sabían lo que hacían, pues dirigieron la agresión contra jóvenes de fuera de Arganda. ‘Si tocan a uno del pueblo saben que hay muchos más detrás de cada uno de nosotros’ ”. Ir a por el aparentemente más débil, en este caso uno “de fuera”, es puro fascismo.
Pero había quien intentaba explicar esta ultraviolencia desde el descontento… para enfado de la familia de la víctima. Escuchamos a su hermano Ángel…
La familia de David no estuvo sola. Se involucró mucho el Movimiento Contra la Intolerancia (entonces todavía Jóvenes Contra la Intolerancia), que capitalizó muchas de las movilizaciones en condena de estos asesinatos en aquellos duros años noventa, pero igualando las agresiones fascistas a la autodefensa antifascista porque “la violencia es mala venga de donde venga”. Hubo homenajes ciudadanos e institucionales que llegaron a congregar a miles de personas, cuyo fruto más visible es la importante plaza que lleva el nombre de David Martín desde noviembre de 1996, tras una campaña de recogida de firmas. La placa de la plaza, en algún aniversario del asesinato, ha amanecido con un ramo de flores y el mensaje “el mejor homenaje, continuar la lucha”. Y en ello seguimos. No olvidando, no quitándole importancia, sabiendo que, en cualquier momento, agredir a los que se perciben como más débiles como puro entretenimiento puede volver a normalizarse. Y no lo vamos a consentir.








